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Las prácticas agrícolas en México y en el mundo se han ido modificando con el paso del tiempo; sin embargo, uno de los mayores cambios lo trajo la “revolución verde”, que prometía acabar con el hambre en el mundo usando sistemas de producción intensiva que incluían el uso de agro químicos en grandes extensiones de terreno con un solo cultivo. No obstante la promesa nunca se cumplió, el hambre en el mundo continua siendo un problema serio y a cambio tenemos suelos erosionados y contaminados; serios problemas de salud; plagas cada vez más resistentes; abandono del campo y una perdida alarmante de la biodiversidad. Lo anterior solo demuestra que la agricultura convencional no es una alternativa viable para el futuro si queremos dejar a las generaciones futuras y a los demás seres vivos un mundo saludable.
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No
obstante, la agricultura orgánica se presenta como una alternativa viable para
solucionar los problemas del campo ya que esta es muy similar a la agricultura
tradicional que se ha practicado desde hace siglos, basada en procesos
ecológicos, ha mantenido y fomentado a través del tiempo la diversidad genética
y agrícola. Las propuestas de la agricultura orgánica buscan revertir todos los
males que provoco la revolución verde. Suelos saludables producen cultivos
saludables que fomentan la salud de los animales y las personas, y el
ecosistema en general. Para que esto sea posible es necesario evitar el uso de
agro químicos sintéticos que solo han demostrado ser dañinos en todos los
sentidos, además de costosos. Más aún, la agricultura orgánica promueve
relaciones que aseguren la equidad y el comercio justo en todos los niveles;
factor importante que podría ayudar a revertir la situación rural de México.
Para esto, es necesario generar políticas caracterizadas por la igualdad, el
respeto, la justicia y la gestión responsable del mundo compartido, tanto entre
humanos, como en sus relaciones con otros seres vivos.
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Por
otra parte, es necesario modificar nuestra visión del mundo y entender que el
mundo es de todos los seres vivos y que debemos compartir y respetar todas las
formas de vida. Así la agricultura debe adecuarse a los procesos de la
naturaleza y no está a las prácticas humanas. Los sistemas de agricultura
orgánica, pastoreo y aprovechamiento de productos silvestres, deben ajustarse a
los ciclos y equilibrios ecológicos de la naturaleza. Estos ciclos son
universales pero su funcionamiento es específico al lugar. Es decir, las prácticas
agrícolas son únicas para cada localidad ya que esta tiene características
ambientales, sociales y culturales que la diferencian de cualquier otra.
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Es
importante entender que la agricultura no es solo un fenómeno ecológico sino
también un fenómeno sociocultural, político y económico. Y para promover
cambios reales todos estos factores deben estar en equilibrio y adecuados a las
necesidades específicas de cada localidad, sin olvidar que la naturaleza no
está para servirnos, nosotros somos parte de la naturaleza.
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